El Alzheimer es una de las enfermedades más frecuentes que muchas personas mayores sufren hoy en día. Se trata de un trastorno neurológico progresivo que provoca que el cerebro se encoja y que las neuronas se mueran.

El Alzheimer es una de las causas más comunes de la demencia y, por desgracia, es una enfermedad cuyo impacto se nota mucho día tras día en las personas mayores. En el fondo que haya cada vez más personas que sufren Alzheimer se entiende debido a que la esperanza de vida aumenta y, por lo tanto, la aparición de estas enfermedades.

Debido al Alzheimer las personas tienen problemas de memoria, fallas en el pensamiento, comportamientos erráticos que afectan a sus habilidades sociales… un cúmulo de circunstancias que impiden vivir de forma independiente.

A día de hoy no existe ningún tratamiento que pueda curar el Alzheimer. Tampoco hay medicamento para que la evolución de la enfermedad tome otro curso y, en su etapa más avanzada, este puede llegar a provocar la muerte.

Muchas personas asocian el Alzheimer a la demencia senil y en realidad no es lo mismo. La principal diferencia entre Alzheimer y la demencia senil es que el Alzheimer puede degenerar hasta causar la muerte, como hemos visto, aspecto que en la demencia senil no ocurre así.

¿Cuáles son las fases del Alzheimer?

El Alzheimer es una enfermedad que va evolucionando y deteriorando el cerebro a su caso. Debido a los Alzheimer síntomas que va presentando con el tiempo, podemos dividir la enfermedad del Alzheimer en tres fases diferentes.

La primera del Alzheimer fases es en la que la persona empieza a olvidar eventos recientes. En este caso es importante saber que se trata de la memoria a corto plazo, es decir, puede que haya olvidado una conversación que ha tenido hace 10 minutos o marcharse de casa sin cerrar la puerta o apagar la vitrocerámica.

En esta etapa también empiezan a aparecer síntomas de desorientación. Puede que la persona salga a la calle y no sepa en que lugar se encuentra o, por ejemplo, no recordar a las tiendas que frecuentaba para hacer la compra. Puede que se le olvide el camino al banco o a esa iglesia a la que va todos los domingos.

También es probable que no sepa en que día vive o que hora del día es. Esto genera una gran frustración en la persona y también provoca una fatiga mental notoria. Todos estos aspectos también conllevan una disminución en la concentración de la persona y, con el tiempo, acaba derivando en apatía, falta de interés y pérdida de iniciativa, llegando incluso a depresión.

En la fase dos empiezan a fallar todos los aspectos de la memoria. En esta fase a la persona le empezará a costar hablar, a expresarse o a darse a entender. A los problemas con el lenguaje se le suman el olvido de facultades aprendidas, por ejemplo, empieza a no saber como vestirse o a utilizar los cubiertos de la forma correcta.

Uno de los problemas más habituales de esta fase es que la persona empieza a no reconocer a aquellos con los que vive. Mucho más aún si son miembros de la familia que no viven con la persona y no los ve con frecuencia. Por otro lado, esta pérdida no es del todo total y en ocasiones experimenta regresiones en donde reconoce a personas y sabe dónde se encuentra.

En esta fase también es habitual que descuide su higiene personal y ya no sabrá preparase su comida. En esta fase la dependencia de un cuidador empieza a ser una realidad.

La tercera fase es la fase en la que los síntomas se agravan. Aquí pueden aparecer problemas físicos como los temblores o las crisis epilépticas. En esta fase el deterioro es tal que puede que la persona ni sea capaz de reconocerse en el espejo.

En muchos casos de esta fase la persona acaba por terminar en una cama conectada a una sonda con alimentación asistida. Además, tiene problemas también para contener sus necesidades. La dependencia física en esta fase es total por lo que probablemente sea necesario cambiar de casa a una persona con Alzheimer.

¿Cómo saber si una persona sufre de Alzheimer?

Detectar el Alzheimer en su primera etapa puede ser algo complicado. Es importante prestar especial atención a la persona cuando esta empieza a tener deterioros en su memoria. El problema es que muchas personas que lo sufren no son conscientes de este problema, por lo que se puede agravar a una mayor velocidad si no se presentan los cuidados necesarios.

Otro síntoma habitual en una persona que sufre Alzheimer son los problemas para encontrar las palabras. Cuando la persona empieza a tener problemas para expresarse es una mala señal. Como hemos visto, que una persona se desoriente también suele ser propio del principio de la enfermedad.

En este caso podríamos corroborar si la persona en cuestión ha desatendido ciertos hábitos, por ejemplo, ir a comprar el pan en la tienda habitual o ha dejado de quedar con sus amistades. Todo esto también deriva en un comportamiento mucho más irritable y frustrado, por lo que son síntomas que también es importante tener en cuenta.

¿Qué provoca la Alzheimer?

A pesar de que resulta complicado esclarecer que provoca la Alzheimer en sí, hay algunos aspectos que son más comunes en el perfil de la persona que sufre la enfermedad.

El Alzheimer es más habitual en mujeres. Para hacerse una idea, la proporción de Alzheimer entre hombres y mujeres es de un hombre por cada tres mujeres. El Alzheimer edad es otro factor importante, ya que la media de la enfermedad se encuentra entre los 70 y 80 años.

Por otro lado, el Alzheimer también se puede heredar o se puede estar predestinado a sufrirlo por genética. Finalmente, se han llevado a cabo estudios en donde se ha descubierto que el tabaco es un claro factor de riesgo para sufrir Alzheimer, desde luego una razón más para no fumar.

En la siguiente entrada también puedes encontrar algunos ejercicios para personas mayores con poca movilidad con los que mantener una actividad.

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